sábado, 21 de enero de 2012

Capítulo 16.

Subí las escaleras mientras pensaba en qué cojones íbamos a hacer ahora y qué pasaría. De hecho no entendí todavía como pasó este día ya que mi madre se había ido, y Hugo se podía quedar conmigo en casa... Fascinante e increíble. Cuando nos faltaban tres escalones para subir, se me adelantó y me cogió de la mano para empujarme hacia el, casi me tira y a los 2 segundos estaba cerquita de el y comenzó a acariciarme la mejilla derecha y luego a plantarme un beso romántico, creo que el mas romántico de todos... Jajaja. Cuando terminamos él abrió la puerta de mi habitación, no sé como acertó ya que se le veía super nervioso. Caminamos para entrar dentro de mi habitación y me tiró a la cama, bruta pero cuidadosamente.
- Aiiiiis... 
- ¿Te he hecho daño? - se preocupó - Joder... Soy muy bruto... -se puso a hacer pucheritos.
- No cariño, no me has hecho daño, en serio. - le sonreí mientras que le besaba.
- Cielo... Esta noche... la vas a recordar toda tu vida. Te lo juro. - dijo seriamente. 
Los dos nos quedamos clisados y mirándonos fijamente, echamos una sonrisa a la vez y me dispuse a hablarle, pero por mala suerte no me salían ni las palabras. Empecé a pensar en qué haríamos esa misma noche, y aseguraba en mi cabeza que sería la noche más preciosa de la historia. De tanto pensar.. ya que soy muy imaginativa y muy despistada... noté cosquillas de repente por mi cuello. Estaba besándome y me soplaba, porque sabía que me hacía cosquillas.
- Aiii, para... Sabes lo que me pasa si me soplas... - dije riéndome y susurrando.
- Por eso lo hago.. pf, tu déjame a mí. - dijo con voz de estar a 100, Jajaja.
Y lo dejé, por supuesto. Comenzó a bajar, cosa que a mi me da mucho morbo, y me quitó la camiseta como pudo y como quiso la cosa, jajaja. Pero justo cuando estaba quitándomela o intentando quitármela oí unos pasos. Los pasos eran de mi hermana Silvia, la fisgona. 
- Un segundo... - le susurré al oído a Hugo - ¡Silvia! ¡Ni se te vaya a pasar por la mente abrir la puerta! - dije gritando. 
Hugo comenzó a reírse mientras que oí que Silvia se iba corriendo y cerraba la puerta de su habitación. Puse cara de '' No me lo creo '', porque nunca me ha hecho caso con cosas así y más que estaba Hugo ahí sobándome, ella se asomaría y diría una de sus frases como: '' Hoy que, ¿triunfáis? o ... ''¡Toma Moreno! ... Cosas así. Además de que haría un movimiento sersih, como digo yo... Jajajaj. Nada más que oímos las pisadas de correr de Silvia y la puerta que la cerraba de portazo, que desastre. Cuando ya oímos que no había peligro de descarga se percató de quitarme la camiseta que me había puesto cuando me cambié para ir al Diego's. Cuando me la quitó empezó a darme besos por la tripa y bajando al ombligo. Por supuesto, yo tengo muchísimas cosquillas, y cosa que me hacía él suave, yo me descojonaba... A él le gustaba que lo hiciera, porque eso significaba que me gustaba qué hacía. Cuando se percató de que todavía llevaba el sujetador.. bajó a mis vaqueros y desabotonó la prenda y comenzó a bajarme el pantalón poco a poco. Cuando me lo quitó, empecé yo a quitarle la camiseta y a quedarme clisada viendo sus abdominales trabajadas y marcadas. Vaya abdominales tiene el amigo... Madre mía. 
- Emmm... - empezó a reirse - buah, vaya abdominales tengo, ¿no?
- Sisi, no te lo discuto... Jajajaja - dije riendome a carcajadas.
Le desabroché el pantalón y se lo bajó el, yo estaba acostada y no podría hacerlo yo sola. Cuando se los quitó llevaba unos calzoncillos de Super Man (el logo) y me hizo gracia. Yo llevaba las mismas bragas, con el logo de Superman, vaya coincidencia... Se acercó a mi oído y me susurró riéndose que llevábamos la misma ropa interior pero de distinta forma. Comenzamos a reírnos mientras que el me acariciaba por todo el cuerpo. Y empezamos a besarnos... y ...
- ¿Estás segura? -me dijo mirándome a los ojos.
- ¿Esto? Sí, lo estoy completamente. - mentí, yo tenía mucho miedo con estas cosas, ya que no sabía el futuro de eso, qué pasaría después de que perdiera ''eso'' con Hugo. 
- Se nota que mientes... Tienes miedo.. ¿Verdad? - dijo regalándome una sonrisa comprometedora.
- Pues... Sí, mucho... Pero eh, que no pasa nada, venga. - le regalé una de las mías.
Me sonrió lo mejor que pudo y me prometió que sería lo más cuidadoso posible, que si quería que parase, que él paraba y si me encontraba molesta, que lo dijera, que no pasaba nada. Yo le asentí con la cabeza y le robé un beso caníbal, como digo yo, de esos que se muerde el labio y termina con un morreo. Le encantaban esos besos, por eso lo hice... Jajaja. Cuando me percaté mucho ya estábamos que nos comíamos los dos a besos, caricias, 'te quieros' en fin... allá vamos Anita, tu puedes. Eso pensaba yo cuando estaba apunto de pasar esa cosa tan importante para mí que era el paso de niña a mujer. No hablo de la regla... hablo de perder 'eso' que tanto nos da miedo a las chicas últimamente, que nuestras madres no dan detalles... La virginidad. Me da risa cuando hablamos las amigas y yo de ese tema, porque es normal, no sabemos nada de esos descubrimientos, pero esta vez lo iba a experimentar yo. Con máximo cuidado y suavidad empezó. No tengo explicación de lo que sentí en ese mismo momento, solo sé que fue precioso. Pasado un rato largo... nos dormimos. Antes de dormirnos, terminamos la noche abrazados y él susurrándome el principio de la canción de Fondo Flamenco 'El misterio'. 
No sé cual será la forma en la que miras, que duele. Aún sigo buscando respuesta al misterio de tus ojos verdes. Si es cierto lo que dicen de que son el espejo del alma. Ella debe tener el alma más bonita de España. Hace cien años la Iglesia la hubiera quemado en la hoguera, por bruja y por magia negra, porque esos ojos no son de esta Tierra, ni esa mirada embrujada, de este planeta. - me decía susurrando.
Y yo ponía una sonrisa de oreja a oreja, y me cantaba el estribillo también... 
Si es que a veces pasa, que te enamoras. Y sientes como se clava, ese nudo en la garganta, y luego brillan los ojos, cuando te roza el alma, cuando te roza el alma...
Y así nos dormimos los dos abrazados como niños y de repente.. oímos algo raro. 
- ¿Qué es eso? - me dijo extrañado.
Se oían unos gemidos muy fuertes que venían de la habitación de la izquierda. 
- No serán... ¿Ángel y Gema? Hostias... - dijimos los dos a la vez y después nos partimos el culo riéndonos y escuchándolos.
No hicimos caso a esto y nos percatamos de lo que estábamos haciendo, intentar dormir románticamente y con la canción que me había cantado hace cinco minutos al oído. Yo estaba algo cansada y como que quería dormir, pero con él se dormía mejor, la verdad... Jajaja. 



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